lunes, 19 de mayo de 2008

A 7 años de un grito por la universidad popular

Gustavo Rivero


El 28 de marzo de 2001, ocurrió otro punto de ruptura en la universidad venezolana enmarcado en la lucha de clases que protagoniza específicamente nuestro país. Los sucesos de marzo-mayo de 2001, tuvieron ciertos antecedentes que contribuyeron al acumulado mínimo para que se diera dicha acción:

1) La lucha contra el Proyecto de Ley de Educación Superior (PLES) de corte neoliberal, en agosto de 1998, conocido como «agosto azul».

2) La lucha por el 1x1 en las elecciones rectorales del año 2000, conocido como el año del «burro rector azul». Esto, junto a un arduo trabajo organizativo, permitió construir el referente indispensable para hacer el llamado a una Asamblea General Universitaria Inter-Gremial, que se realizó el 28 de marzo de 2001 en el Aula Magna de la UCV.

La propuesta central de aquella asamblea, era iniciar un proceso profundamente democrático de constituyente universitaria a fin de adaptar la universidad venezolana al marco constitucional que recién había sido aprobado en 1999. En tal sentido, la asamblea resolvió llevar sus conclusiones al Consejo Universitario como máxima instancia ucevista, pero la respuesta de este cuerpo (aún) feudal, antidemocrático y reaccionario fue hacer lo que luego se convertiría en práctica común de la contrarrevolución venezolana: la manipulación mediática.

Ese 28 de marzo, pudimos observar cómo las autoridades universitarias expresaban, a través de los medios de propaganda de la contrarrevolución (Globovisión, RCTV, Venevisión, Televen, El Nacional, El Universal, entre otros), que l@s asambleístas habíamos llegado con armas de destrucción masiva y otras mentiras. Ante tal manipulación, el pueblo ucevista decidió permanecer en la Sala de Sesiones del Consejo Universitario hasta tanto las autoridades no se retractaran de su campaña sucia y luego se iniciara el proceso de transformación universitaria que pusiera a nuestra casa de estudio a tono con el espíritu de democracia participativa, protagónica y directa de nuestra constitución bolivariana.

La respuesta de la derecha fue la misma de hoy:

1) Organizar al estudiantado proveniente de estratos sociales burgueses y pequeño-burgueses en función de sus intereses de clase.

2) Aliarse con la derecha del chavismo, es decir, el miquilenismo de la época y la casta profesoral de derecha bolivariana roja rojita.

3) Una campaña mediática para destruir al movimiento revolucionario universitario, cuyo objetivo fundamental era aislarnos del seno del pueblo y, en particular, de los amplios sectores revolucionarios del chavismo.

La respuesta popular, consistió en tratar de unificar el discurso y, para ello, los diversos colectivos estudiantiles que integraron aquella acción, decidió crear una plataforma (una especie de polo patriótico) a la cual se llamó M-28 o Marzo 28, sin que esto significara que los colectivos integrantes perdieran su autonomía e independencia, pero permitiendo dar una respuesta adecuada y homogénea en medio de aquel conflicto.

Antes del 28 de marzo de 2001, lo que predominaba en la subjetividad venezolana era que la UCV era revolucionaria, «tira piedras», democrática y popular. Con nuestro grito demostramos que eso no era cierto. Fue evidente y claro, ante todo el país, que esa universidad, como la mayoría de las «autónomas», fue mutilada y silenciada para ponerla al servicio de los intereses burgueses, del capitalismo, del neoliberalismo y que cada vez más se cerraba a l@s hij@s del pueblo pobre y de sus legítimos derechos, pese a ser financiadas con los recursos de tod@s l@s venezolan@s, condiciones que se mantienen.

A finales de abril de ese año, cumpliéndose un mes de legítimas exigencias, se concluyó que no estaban dadas las condiciones para continuar la lucha en esos términos. Se hacía necesaria una retirada táctica, dado que la composición de clases dentro de la universidad favorecía (y aún favorece) a los intereses de la burguesía. El miquilenismo, aún tenía una fuerte influencia en el chavismo, los medios de propaganda de la derecha, aún, gozaban de cierta credibilidad. Sin embargo, ya habíamos demostrado dos cosas:

1) Que no podíamos construir, con una universidad así, la patria dibujada en la constitución bolivariana, sino que, en esos términos, se conspiraba contra la decisión mayoritaria de nuestro pueblo.

2) El carácter excluyente, discriminatorio, antidemocrático y reproductor de la lógica burguesa de ese modelo de universidad.

En tal sentido, se hacía necesario salir al encuentro de las masas populares y, desde allí, seguir desarrollando la lucha de clases, golpeando los intereses burgueses, a su modelo de universidad y a la derecha endógena roja rojita.

La derecha dominante en la UCV (tanto la antichavista como la chavista) decidió expulsar a 17 compañeros (incluyéndome), con la torpe intención de truncar el movimiento revolucionario universitario. Sin embargo, pasados 7 años de aquel grito por la universidad popular, la situación y las condiciones son las siguientes:

1) Hoy hay más conciencia que ayer sobre la necesidad de hacer revolución en la educación venezolana y en particular en el sector universitario.

2) Aún cuando la derecha endógena roja rojita tiene cierta fuerza, es muchísimo menor que la de los tiempos del miquilenismo.

3) La capacidad de alienación de los medios de propaganda de la derecha está sumamente debilitada.

Entonces, la tarea que nos impone el momento histórico a l@s revolucionari@s, es desarrollar la capacidad de acción política del poder popular para construir, en el caso universitario, un modelo que se pinte de pueblo, caracterizado por:

1) Requisito único para acceder a la educación superior: ser bachiller.
2) Mecanismos que garanticen la prosecución sin que la condición social conduzca a la deserción.
3) Cambios estructurales para que no se siga reproduciendo la lógica burguesa.
4) Eliminación de todos los mecanismos de coerción y dominación de la clase profesoral sobre estudiantes y trabajadoras y trabajadores.
5) Construcción de una universidad democrática.
6) Construcción de una universidad pública, que en la transición privilegie a l@s hij@s del pueblo pobre, dado que su condición social les impide acceder a la educación privada.
7) Construcción de una universidad para tod@s, que no es otra que la universidad socialista.

Hacia una sociedad sin clases.
Patria, Comunismo o Muerte....
¡Estamos venciendo!

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