lunes, 19 de mayo de 2008

Las mujeres y el socialismo

Reinaldo González


«Los cambios de una época histórica se pueden determinar siempre en función del progreso de las mujeres hacia la libertad... El grado de la emancipación femenina constituye la medida natural de la emancipación general...»
Carlos Marx
La sagrada familia


Una vez conmemoramos el 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer. Y se hace necesario hablar de su origen, de la fecha de su conmemoración.

Much@s la atribuyen a la lamentable tragedia de 1911, cuando más 140 trabajadoras murieron en el incendio de la fábrica Triangle, en la ciudad de Nueva York. Aunque el hecho influyó en la legislación laboral de los Estados Unidos y estuvo presente en celebraciones posteriores del Día Internacional de la Mujer, ocurrió un 25 de marzo.

Otr@s lo atribuyen a la propuesta que hiciera Clara Zietkin en la II Conferencia Internacional de Mujeres Socialistas, celebrada en Copenhague en 1910. Sin embargo, la propuesta no se vincula a una fecha en específico.

La razón por la cual se conmemora el 8 de marzo tendría que ver con un suceso acaecido en Rusia. El último domingo de febrero de 1917, miles de mujeres se declararon en huelga de pan y paz por la muerte de 2 millones de soldados rusos en la guerra, hecho que desembocó en la abdicación del Zar y el triunfo de la Revolución de Febrero de 1917. Ese histórico domingo fue el 23 de febrero, según el calendario juliano que se usaba en Rusia, 8 de marzo según el calendario gregoriano utilizado en la mayoría de los países. Esta referencia habría sido determinante para la celebración internacional del Día de la Mujer en esa fecha, pero ha sido convenientemente ocultada para negar su vinculación con el movimiento comunista internacional.

Ese mismo año de 1917, ocurriría la Revolución de Octubre con Vladimir Lenin a la cabeza de los bolcheviques, la cual transformaría a la Revolución Rusa en socialista. De modo que el papel de las mujeres fue vital para el parto del socialismo y lo ha sido también para muchas otras conquistas a lo largo y ancho del mundo: derecho al voto, al trabajo, a la formación profesional, a la no discriminación laboral...

Hoy el papel de las mujeres continúa siendo determinante en la concreción de las transformaciones que reclama el planeta, las cuales pasan necesariamente por el cambio de las relaciones económicas, sociales y políticas que sostienen a la humanidad. Nuevamente el socialismo surge como una necesidad, esta vez impostergable.
El pueblo venezolano ha optado por la construcción del socialismo, un socialismo adaptado a nuestra realidad concreta, que si bien no debe copiar recetas, debe tomar en cuenta las experiencias ocurridas en el mundo para aprender de ellas, de sus aciertos y de sus errores.

La organización y la participación del pueblo resultan indispensables. Desde las formas organizativas comunitarias (mesas técnicas de agua, comités de salud, comités de tierras urbanas, mesas de energía, entre otras), pasando por los consejos comunales, hasta las formas más avanzadas de organización, como los partidos revolucionarios, resulta vital que todas y todos, mujeres y hombres por igual, asumamos el protagonismo en la construcción de una sociedad radicalmente distinta, fuera del capitalismo, pues no se pueden combatir las desigualdades dentro de un sistema que es desigual en su esencia; que necesita de la desigualdad para subsistir; que fomenta la explotación para el beneficio de unos pocos; que promueve el individualismo, el egoísmo, la competencia.

Un sistema que sencillamente es insostenible, porque está destruyendo progresivamente al planeta. Para nadie es un secreto que los actuales patrones de consumo, emanados desde los países industrializados, están provocando alteraciones en el planeta que se han traducido en fenómenos incontrolables. El cambio climático, producto del calentamiento global, ha producido el derretimiento de los glaciares y la dilatación térmica de los océanos, poniendo en peligro de desaparición a las zonas costeras bajas y las islas pequeñas. Se multiplican los huracanes, aumentan las temporadas de calor y las inundaciones. Los bosques están amenazados, las áreas desérticas se incrementan, numerosas especies de animales y plantas se encuentran en peligro de extinción.

Este sistema, el capitalista, hoy alcanza su máxima expresión en el imperialismo estadounidense, que no respeta la vida humana cuando se trata de expandir sus territorios y mercados. Sobran los casos: Vietnam, Chile, Nicaragua, El Salvador, Granada, Haití, Afganistán, pero sin duda el que más causa alarma hoy es Iraq. No obstante, el pueblo iraquí ha resistido heroicamente, provocando a las tropas invasoras numerosos reveses que han despertado un fuerte movimiento antibelicista en el propio seno de la sociedad estadounidense y en el mundo.

El pasado 8 de marzo, mujeres marcharon en todo el planeta no sólo para conmemorar este día, sino también para levantar la voz en contra de la injusticia y la guerra; de las ansias del gobierno estadounidense por someter a los pueblos que hoy, de manera decidida, nos oponemos a su esquema totalitario y hegemónico.

Ante las amenazas de invasión, de intervención, las mujeres venezolanas y los pueblos del mundo seguiremos diciendo NO.

De modo que el Día de la Mujer, más que una fecha rosa, debe constituirse en otra jornada de combate por los legítimos derechos y reivindicaciones de la humanidad. Como venezolanas y venezolanos, como mujeres y hombres, pero, sobre todo, como habitantes de este planeta, reafirmamos nuestro compromiso por construir una sociedad justa e igualitaria, una sociedad socialista.

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