lunes, 19 de mayo de 2008

Editorial

Hoy se desarrolla en nuestra Bolivia uno de los combates estelares por la construcción de una sociedad más justa, caracterizado por una intensa lucha de clases. Por una parte, la burguesía boliviana aliada a potencias imperialistas y, por otro lado, la clase obrera boliviana y los pueblos originarios.

En Bolivia observamos cómo la burguesía ha venido retrocediendo, al perder parte del poder político y, por esa vía, parte del control sobre la puerta boliviana a la amazonía y sus recursos energéticos y mineros.

Esta nueva situación involucra dos aspectos fundamentales:

1) El pueblo boliviano ha elevado tanto sus niveles de conciencia como sus niveles de organización, que se expresan en la movilización de los sectores indígena y obrero, duramente golpeados en el pasado reciente.

2) Bolivia cuenta con un escenario internacional favorable, que pasa por la solidaridad militante de las revoluciones bolivariana, cubana y sandinista en el marco del ALBA. Además, la correlación de fuerzas que muestra el SUR de América permite que Bolivia desarrolle un combate diplomático de manera certera.

Hoy con Bolivia estamos llamad@s a globalizar el sueño de un mundo mejor, necesario y posible que permita destruir sistemas de esclavitud como los que aún mantiene la oligarquía cruceña, así como a defender el sueño bolivariano de la unidad político-territorial de nuestra América originaria, afrodescendiente, rebelde y antiimperialista.

La más importante (aunque no la única) acción solidaria que l@s venezolan@s podemos desarrollar con la hija predilecta del Libertador es propinarle una derrota contundente y aplastante a quienes en Venezuela pretenden dividir la esperanza y fragmentar la patria. Eso pasa por derrotar a los representantes de la burguesía en nuestro país, así como a quienes pretenden, con una fraseología revolucionaria, conciliar y negociar una especie de especie de capitalismo “light” con el imperialismo y la derecha.

Nuestro mayor aporte es transitar con fuerza hacia el socialismo y, a partir de esa construcción colectiva, afirmar desde lo concreto que estén alertas, pues camina la espada de Bolívar por América latina.

Así como en el siglo XIX marchamos con Bolívar hacia diferentes latitudes de la patria grande, hoy, en pleno siglo XXI, igual estaremos dispuest@s a marchar en búsqueda del mismo sueño y de su concreción definitiva.

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